Qhapaq Ñan - Qhapaq Kuna
De acuerdo a los diversos estudios de carácter arqueológico y antropológico realizados a lo largo de los últimos 25 años, se ha establecido, cada vez con mayor evidencia, la existencia de un gran camino longitudinal a lo largo de la cordillera de los Andes y de una red de caminos transversales que comunicaban los diversos pueblos a lo ancho del Tahuantinsuyo en tiempos del Imperio Inca.
También se ha demostrado que dichos caminos, no solo fueron construidos en tiempos del incanato, sino que provienen de épocas pre incas, y que los incas lograron utilizar, mejorar y consolidar una red de caminos funcionales a las necesidades de interacción, comunicación, trasporte de productos y personas durante el imperio.
Otro aspecto, que es también importante señalar, es la gran longitud de estos caminos que se extendían desde el sur de la actual Colombia y Quito en Ecuador hasta el norte de Argentina y Chile.
A partir del año 2001 y como consecuencia de varias investigaciones precedentes, el Perú tomó la iniciativa de crear un proyecto de recuperación y puesta en valor de esta red de caminos incas, realizando un conjunto de investigaciones para su reconocimiento, identificación, registro y conservación, lo cual le permitió crear un consenso de aspiraciones de recuperación patrimonial de carácter arqueológico entre los 6 países comprometidos en dicha red (Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia) y obtener en Junio del año 2014 la declaratoria de Patrimonio Cultural Mundial otorgada por la UNESCO.
Desde entonces, existe un gran trabajo multidisciplinario en diversas zonas del país, al cual se encuentran abocados especialistas de diversa índole, además de contar con el apoyo presupuestal y gubernamental que garantiza la recuperación y valoración de estos caminos, a los que en el futuro podrá agregarse la red de museos de sitio conforme plantea el reconocido investigador Luis Guillermo Lumbreras (2004).
No obstante, más allá del valor material, arqueológico, antropológico, sociológico y turístico que pueda tener el Qhapaq Ñan en nuestros días, quizá sea momento de pensar en otras dimensiones de ese gran camino conforme lo señala Javier Lajo (2005) en su obra "Qhapaq Ñan: la Ruta Inka de Sabiduría", en el que apoyado en sus propias investigaciones, las investigaciones de Aguiló (1983) y los estudios lingüísticos realizados por el Padre Lira (1982) postula la significación filosófica de dicho camino, no sólo como ruta de sabiduría, sino como "Camino de los justos, nobles o cabales". Según Aguiló (1983) el significado de "khapaj" en el idioma Puquina (lengua que estuvo vigente en el sur del Perú y el noroeste de Bolivia hasta antes de la expansión del Quechua y el Aymara) significa "santo", "noble", y según el Padre Lira (1982) el término kkhapakk en quechua es un adjetivo que significa: cabal, exacto, justo.
En consecuencia, la denominación Qhapaq no provendría del periodo inca, sino preinca, es decir, se remontaría a épocas en las cuales el idioma puquina tuvo su mayor vigencia alrededor del lago Titicaca, probablemente se remonte a la época de mayor desarrollo de la cultura Tiahuanaco, e incluso mucho antes.
En consecuencia, la denominación Qhapaq Ñan no sólo se reduciría a una dimensión física en tanto camino o medio de comunicación entre los pueblos, sino y sobre todo, a una forma de vida cuyas características darían lugar a su vez al calificativo de "Qhapaq Kuna", aquellos seres cuya sabiduría y nobleza cultural-espiritual era digna de admiración e incluso de veneración. Esto conllevaría la necesidad de ahondar más en las investigaciones arqueológicas, antropológicas, etnológicas y lingüísticas que permitan examinar las formas de vida y organización social de los pueblos andinos en los siglos y milenios anteriores a la época del imperio inca.
Quizá sea momento de tomar con la seriedad que corresponde a toda investigación científica, la obra de Fernando de Montesinos (1630) quién, más allá de ser un cronista vituperado y elogiado, podría ser una fuente de motivación para ahondar aún más en las investigaciones históricas, antropológicas y lingüísticas de los periodos inca y pre-inca, conforme ya lo viene haciendo el destacado investigador Rodolfo Sánchez Garrafa en sus diferentes obras.
Volviendo al gran camino inca, Javier Lajo (2005) se pregunta: ¿es el Qhapaq Ñan el "gran camino" que nos muestra la "ruta" de la sabiduría y del conocimiento de la cultura andina, en América? ¿es el "Qhapaq Kuna" la "escuela" de la sabiduría y de la civilización de los Incas?
Lo que los conquistadores españoles encontraron a principios del siglo XVI no fue una cultura inca en su plenitud o apogeo, sino en su etapa de declive. Lo más avanzado de la cultura inca se desarrolló varios siglos antes. La organización teocrática y sacerdotal en términos de desarrollo cultural-espiritual y avance "pre científico" y social en términos de desarrollo agrario, hidráulico, domesticación de una gran variedad de tubérculos y productos alimenticios, medicina y estructuración social y jerárquica de la sociedad andina se remontaría a muchos siglos antes de la conquista, y si hablamos de culturas pre incas, incluso a varios milenios antes.
Los rastros de las culturas andinas: Chavin, Caral, Nazca, Wari, Paracas, Moche y Tiahuanaco demandan ser abordados con mayor profundidad y al mismo tiempo con un mayor horizonte temporal más extendido.
Consideramos que es plausible la existencia de grandes culturas alto andinas y meso andinas 4, 8, o 10 mil años antes de nuestra era habitual. Sería necesario tomar en cuenta las investigaciones geocronológicas e interdisciplinarias planteadas por Frederick Zeuner (1905-1963), quien propuso distintos métodos para la datación del pasado, siendo un aporte importante para la reconstrucción histórica de los primeros rastros culturales de la zona andina.
Es muy probable que los cambios climáticos y las fuertes modificaciones geológicas ocurridos en los últimos 20 o 30 mil años hayan provocado procesos no solo migratorios sino adaptaciones y readaptaciones humanas tanto en América como en todos los continentes. Quizá la frase "Pacacutec" o "Pachacutiy" del periodo inca, no sólo sea el nombre de un gobernante inca, sino el registro y recuerdo de cambios geológicos, climáticos y sociales experimentados por las culturas antiguas del mundo andino, que sin embargo, supieron preservar algunas tradiciones y conocimientos ancestrales.
Algunas construcciones megalíticas de América del Sur como Pumapunku y Tiahuanaco en Bolivia, Sacsayhuaman y Ollantaytambo en Perú, el parque arqueológico de San Agustín en Colombia, entre otros, así como las ciudadelas de Caral, los geoglifos de Nazca, los Moáis de la isla de Pascua, etc. son testimonios del desarrollo de grandes culturas en América del Sur.
El fenómeno astronómico del movimiento de precesión de los equinoccios debería ser cada vez mejor tomado en cuenta para analizar los cambios geológicos, biológicos, climáticos y sociales a lo largo de los ciclos precesionales. El estudio y la comprensión del ser humano y del hombre andino en particular no pueden circunscribirse solamente al dominio de la historia o de la arqueología, se hace necesario el concurso de muchas disciplinas.
En consecuencia, el Qapaq Ñan, o camino de los nobles, debería ser estudiado, comprendido y valorado desde puntos de vista más interdisciplinarios, integrar, por ejemplo, los datos de la influencia que ejerce la corriente de electrones (EEJ: electrochorro ecuatorial) que fluye a lo largo del ecuador magnético a una altura de 105 km en la ionosfera, cubriendo +- 3° de latitud geográfica en la zona centro y sur del Perú (Forbush y Casaverde, 1961) y sus efectos no solo en las comunicaciones conforme señala Yoza (2009) sino en su influencia electromagnética en el comportamiento de los seres vivos, no siendo un fenómeno reciente ni fijo, sino permanente y cambiante a lo largo del tiempo, y posiblemente percibido por los pueblos antiguos a lo largo del ecuador magnético de la tierra.
Estamos probablemente, una vez más, a las puertas del restablecimiento de los Qhapaq Kuna y por ende del Qhapaq Ñan, no sólo geográfico sino espiritual, es decir, del "retorno" o renovación del "mundo" y de los seres a nivel global (Pachacutiy), pero teniendo a los andes sudamericanos como epicentro de esa renovación que hace prever el surgimiento de un mundo más sabio y más noble, no solo científico, social o gubernamental sino, sobre todo, espiritual.
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